Me contaba mi madre el otro día el rubor y la impotencia que le causó una vecina que impúdicamente aseguraba en una tienda que estaba muy bien que cerrasen las fronteras a los refugiados sirios. ” ¡Qué se queden en su país!” -decía en voz alta, ya que aquí también estábamos muy mal.
Afortunadamente yo soy hijo de mi padre y mi madre y no de su vecina. Por ello, no comparto ni su ignorancia, ni su carencia de empatía, ni falta de compasión. No eliges de quien naces, pero si puedes elegir no ser un ignorante, ni un malnacido.
Tienes que entender, que nadie pone sus hijos en un barco a menos que el agua sea más segura que la tierra Warsan Shire




